Moteros venidos de todos los rincones de España nos juntamos ayer enfrente del Santiago Bernabeu en La Castellana para reivindicar que quiten o arreglen los guardarrailes del territorio Español.

Pero no voy a hablar de lo malos que son y tal. Lo que me gustó de ayer fue el buen rollo que se vio en los miles de moteros que estábamos ayer circulando por La Castellana.
No hubo ni una mala cara, ni un mal rollo. Era como una enorme familia en la que todos conocían los problemas sobre la moto del resto y los comprendían. Nadie que no sea motero puede comprenderlo.

Me encanta esta cita que viene en este documento de la dgt del que hago copia aquí y dice:
Viernes 11 de mayo. Mientras almuerzo, leo el editorial de EL PAÍS: habla de motos.
Un excelente almuerzo. Me abrocho la cazadora, me pongo el casco y me ajusto los guantes.
Pongo en marcha el motor; primera, segunda, tercera..., y enfilo la recta. Al final de la recta veo una curva. Buen asfalto, curva con visibilidad, no hay coches.
Reduzco al acercarme a la curva y tumbo. Y de repente: el silencio. Durante unas décimas de segundo, el más absoluto silencio. No existe nada ni nadie. Yo, mi moto y la curva. Nunca podréis entenderlo. ¿Es culpa mía?
F. Serrano. Valencia (Tomado de Cartas al director. El País 5 de junio de 1990)

Salimos todos desde el estadio y La Castellana se llenó de motos. Yo salí de los últimos porque había quedado con la gente del dcc y estaba esperando a que pasaran. Al final no les vi pasar y me uní a la cola de la manifestación.
Pues cuando estábamos a media altura entre el estadio y el Retiro me paré para llamar por el móvil ... y se habían añadido infinidad de motos más. Estuve 1 minuto hablando y no paraban de pasar motos. Fue increíble.
Cuando llegamos a la altura del Retiro para hacer el giro y volver al estadio, nos empezaron hacia Sol porque la rotonda estaba saturada y ya no cabíamos más.

Era totalmente diferente ir en moto detrás de otras motos. No había acelerones bruscos ni frenadas bruscas como cuando hay coches cerca. Solo nos parábamos en los semáforos pero con mucha suavidad.

Había enlatados que nos saludaban con Vssssss y otros bastante cabreados, pero esos me importan menos. ;-)

El único problema fue la lluvia que me caló por dentro de las botas y tras las cañas con la gente del dcc que fueron después de la manifestación me tuve que volver a casa a cambiar de ropa.

Una manifestación increíble. Espero que todos los moteros sigamos así de unidos siempre.